“Quien logra la
victoria sin cometer errores conquista a
un enemigo ya vencido”
Sun Tzu, El arte de la
guerra.
Empecemos esta entrega con una
reflexión; imagina que le estas enseñando a andar en bicicleta a un niño; para
ese fin te encuentras solo concentrado en enseñarle a andar en bicicleta (sin
distracciones), es una calle cerrada o un parque para evitar el pasar de los
autos (seguridad) y se encuentra el niño con una bicicleta adecuada a su tamaño
(retos adecuados para el niño) y con las medidas de seguridad como casco y
rodilleras. Ahora pasa algo inevitable en el proceso de aprender a andar en
bicicleta, el niño se cae.
¿Qué haces?
- Corres a regañar al niño.
- Le dices déjalo yo lo hago.
- Lo comparas con alguien más.
- Le prohíbes andar en bicicleta.
- Lo felicitas.
- Revisas si no se hizo daño y lo alientas a seguir intentándolo.
A partir de lo que uno haga en
ese momento dependerá la reacción del niño, si aprenderá o no a andar en bicicleta. ¿Sabes andar en bicicleta?
sí la respuesta es afirmativa, te has caído de la bicicleta y hasta puede que
tengas ya técnica para caer sin hacerte daño.
La opción uno de regañarlo cuando
comete un error dañará su autoestima y evitara que el niño siga intentando para
evitar cometer errores y sumarle el regaño.
En la opción dos, si le dices déjalo yo lo hago, el refuerzo
del conocimiento es para el papá y no
para el hijo y solo retrasaremos el aprendizaje o lo podemos truncar.
En la opción tres, se puede comparar con alguien mejor
disminuyendo el esfuerzo que realiza el niño dañando su autoestima. Es probable
que sienta vergüenza, envidia y presión por competir. Incluso comparaciones
positivas como “Tú eres el mejor”, son potencialmente dañinas porque al niño se
le hará difícil alcanzar tu nivel de exigencia. Si le dices que lo aprecias por
ser como es, será más probable que se valore a sí mismo. Puede parecer favorable decirle: ¡tú eres mejor!,
pero se sigue comparando y a la larga se ha visto que se disminuye el
rendimiento escolar, porque sus esfuerzos nunca serán suficientes para la
exigencia que siente el niño. Recuerda
en el aprendizaje no hay competencia contra nadie externo solo contra
uno mismo, para ser mejores día a día. Si el niño se encuentra desmotivado le
puedes hacer ver en que es bueno y recordarle sus éxitos. Entre más le haya
costado alcanzar sus metas, el éxito será más significativo.
En la opción cuatro, decirle que
si no puede ya no lo intente. Se pudo
cometer el error de asignarle una actividad fuera de sus capacidades y le sea
imposible hacerla, pero el error no es del niño es de uno. Es importante
aprender a graduar y esto se logra conociendo al niño para no darle retos
imposibles de alcanzar o en el sentido contrario, retos que no le causen
desafío. Procura no “rescatarlo” si muestra frustración al usar un juguete
nuevo o realizar una nueva tarea. Si intervienes y le dices “deja que yo lo
haga”, puedes fomentar su dependencia y dañar su autoestima. Su autoestima
aumentará cuando exista un equilibrio entre tu necesidad de protegerlo con su
necesidad de abordar nuevas tareas.
La opción 5, de la misma forma cuando el niño
comete un error lo que necesita es que lo alientes a seguir intentándolo y que
lo felicites cuando ha hecho un buen trabajo. No lo felicites antes por que puede parecer alabanza. A todos nos gustan las frases de
felicitación, pero hay que ser especifico “Lo hiciste bien” por “Hiciste bien
tal cosa” de esta manera conocerá
específicamente sus logros.
En el camino al aprendizaje el
cometer errores es algo natural y hasta necesario para apropiarnos del
conocimiento. En las opciones anteriores la opción 6 “Revisar si no se hizo
daño y lo alientas a seguir intentándolo”, es la opción que le permite al niño
seguir aprendiendo, brindando momentos de reflexión, autoconocimiento de sus
alcances y la selección de nuevas alternativas para lograr sus objetivos.
Recuerda:
Dale amor incondicional. La
autoestima de un niño florece con la devoción incondicional que transmite el
amor. El niño se sentirá mejor si lo aceptas tal y como es, sin importar cuáles
son sus puntos fuertes, sus dificultades, su temperamento o su destreza. No
olvides decirle cuánto lo quieres. Cuando tengas que disciplinarlo, aclárale
que es su comportamiento y no ÉL lo que es inaceptable. Por ejemplo, en lugar
de decirle “¡Eres un niño malo!” o “¿Por qué no puedes ser bueno?”, dile: “No
estuvo nada bien que empujaras “. Puedes lastimarlo. Por favor, no empujes”.
Bríndale atención. Aparta tiempo
para dedicarle al niño tu atención completa. Eso le ayudará a reforzar la
sensación de que es valioso e importante para ti.
Fomenta riesgos saludables. Anima
al niño a que explore algo nuevo. Aunque siempre existe la posibilidad del
fracaso, sin riesgos no hay oportunidades para el éxito. Así que permite que experimente y trata de no intervenir mucho.
Déjalo que cometa errores. Lo más
seguro es que el niño cometa errores en
su camino al aprendizaje. Sin embargo, los errores también son lecciones
valiosas para que tenga confianza en sí mismo. Por ejemplo, si pone su plato
demasiado cerca del borde de la mesa y se cae, pregúntale qué puede hacer de
manera diferente la próxima vez para que no suceda lo mismo. De esa forma su
autoestima no sufrirá y comprenderá que es normal cometer errores de vez en
cuando. Cuando uno comete un error, se debe admitirlo. Al reconocer nuestros errores,
le estás enseñando a aceptar sus propios errores con más facilidad.
Aceptas sus emociones sin
juzgarlo, reafirmas sus sentimientos y le demuestras que lo que dice es
importante. Si compartes tus propios sentimientos, él expresará los suyos con
más confianza.
Reconoce el esfuerzo, recuerda la
entrega El Barco de la Motivación “no es el resultado, es el esfuerzo lo que
tenemos que incentivar. En la vida el crecimiento es constante y lo que
buscamos alentar es que los niños busquen dar lo mejor de ellos”.
Si te interesa profundizar en el
tema te recomiendo visitar el sitio Web de Vidal Schmill http://www.escuelaparapadres.com/v2/index.html
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La bicicleta es la respuesta al control de peso | ||
Anne Lusk, investigadora de nutrición |
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