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Cucharadas de azúcar.
Por fin, México logra ser el número uno en algo, desafortunadamente, no es algo de lo cual podamos sentir orgullo, y por qué, somos el consumidor número uno de refrescos del
mundo y la preocupación de esta situación es la cantidad de azúcar
que tiene un refresco, que esta afectando la salud de la población mexicana. Analicemos, un refresco de 600 ml tiene 17 cucharadas de azúcar. Entonces
¿por qué si nos servimos un vaso de agua de 600 ml y le agregamos esa cantidad de azúcar
no seriamos capaces de beberlo por el dulzor? La respuesta es que se le agrega sodio para contrarrestar
el dulce. Entonces, ¿para qué poner la asombrosa cantidad de azúcar y después
quitárselo? la respuesta es que el cerebro se alimenta de azúcar y al ingerir esa cantidad nos
produce placer.
La ingeniosa solución que encontraron las empresas refresqueras y que se puso de moda muy rápido, fue consumir ese refresco con un edulcorante que no nos diera esa
carga calórica que la podríamos sacar con 4 horas de ejercicio intenso. Pero la
solución resultó peor que el problema original.
Los héroes desconocidos de esta historia son las ratas de
laboratorio que tienen que sufrir en nombre de la ciencia. En un experimento, a unas ratas les dieron agua y comida (las afortunadas), quienes consumen un promedio de 60% de alimentos y 40% de agua (normal para una rata).
A un segundo grupo control de ratas se les dio refresco regular y comida, dando como resultado que consumían 60% de refresco y
40% de alimento (lo que les causo un sobrepeso).
Y por último, encontramos a un tercer grupo, las ratas que consumían
refresco de dieta que dio la misma cantidad de líquido en el refresco pero comían
lo doble que las que consumían solo agua. ¿Por qué las ratas que consumían refrescos
de dieta tenían tanta hambre?
El problema es que cuando consumes refresco de dieta estás ingiriendo Aspartamo, me preguntarás que tiene de significativo, bueno el verdadero problema es que es 200 veces más dulce que el azúcar ¿y qué tiene de malo si no tiene calorías?
El Aspartamo, también conocido como aspartame, al llegar a nuestras papilas gustativas de la lengua manda al cerebro una señal diciendo suelten insulina del páncreas para absorber esa preciosa azúcar, y la insulina produce hambre a las células del cuerpo esperando sus calorías (energía para funcionar) y al no existir tal azúcar, comienza un diálogo entre tu cerebro y tu cuerpo:
Las células mandan un mensaje al cerebro diciendo -tenemos mucha hambre ¡ COME ¡-,
-¿y cuánta hambre tienes?- Dice el cerebro.
Responde el cuerpo (con la cantidad de insulina que fue liberada) -200 veces más que si hubieras consumido solo azúcar-.
Es decir, produce un hambre insaciable y sólo por un solo refresco, considerando que sólo fue el de 600 ml, imagina ahora cuando consumes más de esa cantidad y luego preguntas ¿por qué se me hace más difícil mantener una dieta?, ¿por qué sigo subiendo de peso?
Y si no es suficiente razón para tener cuidado con el consumo de refrescos la explicación anterior, sigamos conociendo más sobre el edulcorante usado en los refrescos, “Aspartamo”. La formula de este edulcorante fue
comprada por Monsanto (una de las compañías más odiadas en el
planeta por sus políticas que ponen en riesgo la sustentabilidad alimentaria de
las naciones en donde se encuentra) en este caso, no quiero referirme a ese riesgo, ni tampoco quien es el dueño de la
formula sino la composición química. Esta hecho de Fenilalanina y Metanol;
desglosemos estos dos componentes:
· La fenilalanina retarda la destrucción de las endorfinas y las encefalinas (que se producen naturalmente en el cuerpo) que nos
quitan el dolor y nos dan sensaciones de placer. En
otras palabras la fenilalanina nos da una sensación de bienestar prolongado. No se recomienda
consumirla en el embarazo por que puede causar estrés en el feto, retraso mental e hiperactividad.
·
La segunda
es un veneno que se acumula en el cuerpo daña hígado y nos puede producir ceguera, llamado metanol.
La moraleja en esta historia: Toma agua simple, si no te gusta tomar agua simple
tomate un agua de fruta, en la que pondremos azúcar la cual nunca se comparara a la cantidad de un refresco. Y evita los productos endulzados con edulcorantes.
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