Micael es mi primogénito y lo han
diagnosticado con Autismo. Es como si toda mi vida me hubiera preparado para él.
Soy su papá, deje el trabajo para
dedicarme a su cuidado. Siempre supe que mi hijo iba a ser diferente, tan es así
que llegue a intuir que tendría a un niño con sus características
y lo ame aún más desde ese día. No me arrepiento
de haberle dado la vida, es una parte de mi corazón.
Con el diagnóstico de nuestro
pequeño, comenzó una serie de búsquedas para tratar de explicar porque había
pasado.
¿Tendré yo también un trastorno nunca identificado antes, y también mi esposa?, ¿Cómo influyó la genética?, ¿Eran las vacunas?
¿Tendré yo también un trastorno nunca identificado antes, y también mi esposa?, ¿Cómo influyó la genética?, ¿Eran las vacunas?
Lo cierto es… que quizá estos
datos nos den algunas respuestas, pero la vida con Micael nos ha dado cada día
una enorme capacidad de aprender, amar, sentir y de ver diferente el mundo.
Ahora todo tiene un sentido, su falta de sueño, su selección en los
alimentos, su falta de percepción del frío,
su retraso en lenguaje o que lo considerábamos un bebé muy valiente y al mismo
tiempo nos sorprendía porque no lloraba cuando se caía pero una mariposa que volaba
cerca de él era “como si todo el terror
del mundo le cayera encima”; además de
un montón de singularidades. Para él, todo ha sido a través de mucho trabajo y esfuerzo.
A Micael lo identificaron
solamente como un niño introvertido, consentido y hasta con la falta de reglas
necesarias para estar en un aula, como nos ocurrió en la primer escuela “Estilo
Montessori” donde lo inscribimos, esperando tener una mejor respuesta del niño
por la metodología. La gente nos ha juzgado todo el tiempo sin saber todas las
noches de desvelo, todo el esfuerzo para que hiciera las cosas que los niños
hacen por intuición.
Nos resistimos durante mucho
tiempo a que lo diagnosticaran, aunque
ya sabíamos lo que tenía. Tenerlo en
casa ha sido lo mejor de mi vida, su
sonrisa nos hacía ver que entendía el amor que le tenemos, con nosotros siempre
busco la cercanía, el abrazo y el beso. Sus carcajadas cuando corre hacen que
se estremezca el lugar por donde juega. Aunque tuvimos la posibilidad de
meterlo a guardería, esperamos a poder incluirlo en la escuela, porque el
control de esfínteres también le había resultado un reto y no queríamos que lo
vieran diferente, además que le costaba trabajo convivir con extraños. Cuando entró por primera vez a la escuela,
fue difícil para mí, veía las
diferencias abismales entre lo que sabía hacer él y los niños de su edad.
El día
que lo diagnosticaron me dijeron que tenía muchas herramientas para salir
adelante, pero no me quisieron decir Autismo por que según ellos “no lo querían etiquetar”, hasta que me entregaron
por escrito el diagnostico con la palabra Autismo y sentí un gran alivio, porque todos esos días
en los que lloramos de cansancio, ya tenían
un nombre y podíamos decirle al mundo porque llorábamos ,en vez de reír sin saber por qué.
Micael es excelente en
matemáticas, los números, espacio,
forma, es creativo, tiene una memoria increíble, observador y realmente me
sorprende como aprende de las tecnologías.
Procreamos a Emmanuel a sabiendas del riesgo
de que fuera también autista (por toda
la carga biológica). Él va a cumplir 2 años y ya se comporta como el hermano
mayor; consolando a su hermano cuando tiene un ataque de ansiedad, regañándolo cuando se porta mal y hasta dándole
de comer en la boca. Emmanuel es un hermoso niño, que percibe que
tiene que repartir a sus papás con un hermano que necesita más apoyo y pone
su granito de arena.
Sé que aún con el diagnóstico en
mano, nos queda mucho por aprender y recorrer, no me gusta que me juzguen y
digan que mi hijo tiene esas características por descuido o maltrato, también, odio que me digan que Micael tiene
unos súper papás, solo quiero que él sepa que tiene una familia que lo ama con todo
el corazón.
MI VIDA A TU LADO.
Carta para Micael.
Carta para Micael.
Hola Micael, soy mamá, quiero
platicarte una historia que ocurrió hace mucho tiempo…
Hace mucho tiempo existió una
mujer muy triste, porque le habían dicho que quizá no iba a poder tener bebés,
esa mujer soy yo, y viví algunos años creyendo y aceptando esa vida, siempre
sentí que algo me hacía falta, con papá decidimos después de varios años de
estar juntos con la incertidumbre, que deseábamos tener un bebé, sabíamos que
iba a ser un camino difícil pero no importaba, estábamos decididos a hacerlo. Y
fue realmente sorprendente saber que venías al mundo, ni siquiera habíamos
pasado dificultades, no lo podíamos creer, desde la primera vez habías decidido
venir y nos habías elegido. Siempre
platique contigo cuando estábamos solos, te hablaba de lo afortunada que me
sentía por tenerte en mi pancita, para mí has sido uno de los milagros más
grandes de mi vida. Me sentía especial… sabes aún no dejo de sentirme feliz por
tenerte en mi vida. Cada día contigo ha sido muy bueno para mí, aunque no te
miento, también, he sufrido cuando te he visto sufrir.
Te espere con mucho anhelo, y
jamás voy a terminar de agradecerte que me hayas elegido como tu mami. A partir de que supe que vendrías mi vida
cambio y me volví más fuerte, decidida, siempre creemos como adultos que
estamos para enseñar a los niños, pero no es cierto, tú me has enseñado más de
la vida que yo a ti sobre el mundo.
Nunca quise que estuvieras solo,
y me decidí a convencer a la vida de darme la oportunidad de tener a tu
hermano, me asusté mucho porque la pasamos mal, tu hermano y yo, me aterraba la
idea de no verte crecer.
Pero ocurrió nuevamente un
milagro y tu hermano nos eligió como su familia, él nos cuida nos quiere, nos
regaña a todos, y lo que falta.
Ahora tengo la certeza que soy
más afortunada que nunca, me dicen que tienes Autismo, que la vida me dio la oportunidad de estar a
tu lado, de ver tus logros, a veces, vivimos cada día amanece y anochece, y
vuelve a pasar otro día, das por hecho que ocurrirán las cosas, contigo mi niño
contigo no es así, me has enseñado que cada día es diferente, cada día trae un
nuevo rayo de sol, un nuevo resplandor de luna, que no será igual a ningún otro
día.
Te confieso que no fue fácil para
mí saber que tenías autismo, pero no cambiaría nada de tí, te amo.
Tú y tu hermano son los motores
de mi vida, tu papá ha guiado nuestra marcha, ahora solo falta ver hasta dónde quieres llegar y estaremos contigo.